diumenge, d’octubre 15, 2017

Cuando el Vaticano aplicó el 155 a los jesuitas


entonces dirás a tu hijo: 'Nosotros éramos esclavos de Faraón en Egipto' (Dt 6,21)

Escribo estas líneas sin saber aún si se practicará el artículo 155 y se suspenderá o se acabará de intervenir de forma total la Generalitat de Cataluña, pero me ha venido a la mente la siguiente reflexión que quisiera compartir con mis amigos jesuitas y toda la familia ignaciana;  todo ello motivado por la sorpresa de un cierto posicionamiento que habla de "abusos de derechos humanos" o de "buen y mal discernimiento cristiano" (sobreentendiendo veladamente que el "bueno" es el del unionismo, por supuesto) en medios afines a la orden religiosa. Creo que no se ajusta a lo que cabe esperar de la Compañía de Jesús en estos momentos, ni a su "modo de proceder", o no se conoce bien la realidad de Cataluña. Solo hay que ver el número de jesuitas en el listado de los curas que han dado apoyo al referéndum.

Estos días, en que las cuentas ya están intervenidas y hemos sufrido los abusos policiales del 1 de octubre que algunos "neo-negacionistas" dicen no haber existido, viene a mi mente aquel octubre de 1981, cuando Juan Pablo II apartó a un convaleciente P. Pedro Arrupe del generalato de la orden y puso a Paolo Dezza al frente de la institución. Algunos creían que la Compañía de Jesús se rebelaría ante el atropello vaticano pero no fue así. Se acató la humiliación y el P. Peter Hans Kolvenbach, el nuevo general surgido de la Congregación General 33, tuvo que esforzarse para desmentir y proteger la Compañía de Jesús de las acusaciones de deriva, quizás hoy los llamaríamos "fakes" o "posverdad", que llegaban a la Santa Sede.  Creo que los jesuitas cincuentones y de más edad lo tendrán presente. Recuerdo la anécdota de como en una comunidad de formación de entonces  tenían un par de periquitos a los que llamaron "Dezza y Pittau"... no hay nada mejor que tomarse las cosas con un poco de humor.

Salvando las distancias espacio temporales de aquella intervención o golpe de estado a la Compañía de Jesús, que no son pocas, creo que hay un par puntos a tener en cuenta. El primero es referente a las falsedades que se publican en medios estatales referente a Cataluña. Como profesor y docente me indigna profundamente la manipulación informativa que se hace del sistema educativo en Cataluña. La última noticia sobre el adoctrinamiento en la escuela de los jesuitas de El Clot no ha merecido por el momento ni la protesta de Jesuïtes Educació. Hasta mis hijos, que van a otra escuela de la jesuitas en Barcelona y en casa somos catalanoparlantes sin tener ocho apellidos catalanes, hablan en castellano cuando juegan... pero esto no será noticia, obviamente.


El segundo punto es referente a una cierta espera de empatía con las minorías culturales, pueblos que no son reconocidos, los "restos de Israel", etc. Hace ya once años del intento de reforma del Estatut de Autonomía aprobado en el Parlament en 2006 y, desde entonces, unos se lo "cepillaron", sin eufemismos; otros recogieron "firmas contra los catalanes"; se aprobó por la mínima y con ERC haciendo campaña en contra; y luego llegó el broche final del Tribunal Constitucional. A partir de ahí, un intento de pacto fiscal abortado que llevó a abrir las puertas y el "pasar de pantalla" hacia el independentismo: cinco años de manifestaciones pacíficas y masivas para pedir un referéndum sistemáticamente negado y amenizado con frases célebres como la de "españolizar a los niños catalanes" del ministro Wert. El "no pienses en un elefante blanco" (el no a la independencia) acaba por crear elefantes independentistas (la ley visibiliza lo que prohíbe: Rm7,1-25). Finalmente, un referéndum aporreado y en condiciones pésimas. Ahora ya estamos a las puertas de la aplicación del 155 y, mientras tanto, España se convierte en el paraíso de los escribas, fariseos y maestros de la ley... todo muy evangélico, vaya. ¿Tendremos que rescatar a Mons. Óscar Romero de la tumba para que vuelva a decir "¡Cese la represión!"? No tengo ni la más remota idea de lo que acontecerá en los próximos días, pero considero que sería deseable por parte de la Compañía de Jesús el trabajo por un diálogo que, por desgracia,  llega tarde y mal. Recordad, por lo menos, que también vosotros fuisteis "intervenidos", cuando no directamente suprimidos a finales del s.XVIII.